Considera que el autor "tiene la posibilidad de insistir en ciertos acentos" y "esencias que considera muy importantes", pero a la vez "lo vuelve más complejo, porque obliga a negociar, convencer, renunciar, debatir, buscar nuevas alternativas".
Por Gina Baldivieso y Daniela Romero
La adaptación de la literatura al cine supone “un aprendizaje de humildad” y un trabajo en equipo al que los literatos no están acostumbrados, dice en una entrevista con EFE en La Paz el escritor argentino Eduardo Sacheri, autor de ‘La pregunta de sus ojos’ que inspiró a la oscarizada película ‘El secreto de sus ojos’.
Sacheri (Buenos Aires, 1967) llegó a Bolivia como uno de los principales invitados de la Feria Internacional del Libro de La Paz, donde su agenda incluye una charla sobre las adaptaciones literarias al cine.
El autor recordó que tres novelas suyas han sido llevadas al cine hasta el momento, ‘La pregunta de sus ojos’, de Juan José Campanella, ‘Papeles en el viento’, de Juan Taratuto, y ‘La noche de la usina’, de Sebastián Borensztein, y los tres directores “muy gentilmente” lo invitaron a escribir en conjunto los respectivos guiones.
A su juicio, hacer eso facilita el trabajo, porque el autor “tiene la posibilidad de insistir en ciertos acentos” y “esencias que considera muy importantes”, pero a la vez, “lo vuelve más complejo, porque obliga al autor a negociar, convencer, renunciar, debatir, buscar nuevas alternativas que no son prácticas literarias habituales”.
“En los libros, el autor es amo y señor, el autor toma las decisiones. Por eso es todo un aprendizaje de humildad y de trabajo en equipo al que los literatos no estamos acostumbrados”, señaló.
Para Sacheri, “es muy difícil definir” lo que supone una obra “bien adaptada” al cine, porque “en general lo que uno constata más fácilmente es el fracaso, la desilusión”.
“Uno ha leído un libro, le ha gustado, le ha entusiasmado, lo ha conmovido. Luego ve la película y se desilusiona. Ese es un tránsito frecuente”, afirmó.
También consideró que la mayor dificultad está en “encontrar la esencia de los personajes” más que de la historia, porque “es más decepcionante” para el lector que va a ver una película sobre un libro que leyó “sentir que han cambiado las personas a que han cambiado los hechos”.
“Creo que en ese respeto por la índole de los personajes está tal vez una clave de un feliz encuentro entre literatura y cine”, agregó.
Mientras la lectura es una experiencia “íntima y personal” donde el lector “pone casi todo”, la película “es un maravilloso objeto artístico, pero mucho más estructurado”, lo que hace que algunos lectores no puedan “escapar” de la “frustración inevitable” de los cambios en la adaptación.
Sobre la versión estadounidense de ‘El secreto de sus ojos’, Sacheri señaló que le gustó “mucho desde lo actoral”, pues Julia Roberts y Nicole Kidman hicieron “un trabajo estupendo”.
“Pero argumentalmente me da la sensación de que perdió matices, la adaptación se convirtió en un policial más, despojado de amor, despojado de humor”, opinó.
“Tal vez los latinoamericanos estamos más acostumbrados a la mezcla, a las contradicciones, no sólo en nuestra realidad, sino en las ficciones que inventamos”, zanjó.
Pospandemia y coyuntura
El ganador del Premio Alfaguara de Novela 2016 confesó que cuando surgió la pandemia de la covid-19, pensó que “iba a ser un golpe muy duro para los hábitos lectores de las personas”, si bien el encierro generó “un regreso interesante del público lector a la lectura”.
La situación actual de la literatura latinoamericana “inevitablemente” está relacionada con el “complicado” momento económico que vive toda la región.
“Las condiciones de producción son muy diversas, se produce mucho en literatura, pero estamos en una etapa difícil de que eso que se produce se convierta en lectura”, manifestó.
Su novela más reciente, ‘Nosotros dos en la tormenta’ (2023), está anclada en la Argentina de la década de 1970 antes de la dictadura militar, “cuando algunas organizaciones guerrilleras de jóvenes de clases medias” y “educadas optan por la violencia revolucionaria” para conseguir sus objetivos políticos.
“Es un tema que atraviesa toda nuestra América Latina en algunos países todavía hoy, y creo que esta gran cuestión de cómo dirimir nuestras diferencias, si a partir de métodos institucionales y pacíficos o métodos violentos es un dilema que marca toda nuestra historia”, señaló.
Aunque “por fortuna”, en las últimas décadas Latinoamérica “se ha decantado mucho más por los procedimientos pacíficos”, añadió.
EFE.